domingo, 6 de marzo de 2011

El ser humano, innovador en la autodestrucción


Desde hace unos cuantos miles de años apareció una nueva y prometedora especie en el planeta Tierra.
Un ser vivo distinto a los demás por su desarrollado cerebro, que a temprana edad lo valió de herramientas, pensamientos y nuevas cosas.
El ser humano se agrupó y formó grandes civilizaciones, fundó su propio mundo construyendo grandes zonas urbanas y así nacieron muchas formas de organización. Este nuievo sistema de organización trajo con sigo: política, economía, materialismo, escalas sociales, ambiciones.
La ciencia avanzó a ritmo desenfrenado junto con la tecnología y llegó a crear grandes armas para matarse uno con otros.
La contaminación fue algo inevitable en una sociedad que se revolucionó industrialmente, y nadie se dió cuenta que el agua era finita, al igual que el petroleo, los árboles. Se pensaba que no se podía dañar la naturaleza con esas pequeñas cosas. Pero el crecimiento demográfico y la globalización ocuparon un papel determinante en el desarrollo social.
Grupos reducidos ganaron gran poder y defendieron sus ganancias empresariales por sobre todas las cosas. Bombardeareon y asesinaron a todo lo mque se cruce en su camino, con toda la impunidad y secreto que el poder brinda. La gente comenzó a ser manipulada y llevada a comprar, así la industria y las empresas crecían y seguian ganando dinero y poder más allá de cualquier gobierno.
Pronto la contaminación se hiso evidente con el calentamiento global y aún hoy se niegan a redicir la contaminación.
No digo que el ser humano en sí sea auto destructivo. Pero si ignorante, desmedido y inconsiente. No sabemos escuchar nuestros instintos. El desarrollo cerebral nos dió libertad y nos quitó los instintos básicos de todo animal. Eso también nos hace inferiores, en ese sentido, a los animales.
Los animales no dañan a la naturaleza y no se suicidan. ¿Se habrá equivocado la naturaleza cuando nos creó?
¿O pronto arreglará su error?
Y seguimos sin darnos cuenta lo cerca que puede estar el fin de nuestra especie, sin inmutarnos. Cualquier animal tiene como objetivo la supervivencia de su especie, pero nosotros preferímos pensar en el aire acondicionado que vamos a comprar o en el auto que cambiaremos el proximo mes.
Es increible las necesidades que tenemos, lo básico parece estar satiusfecho y entonces el mercado nos mete en el espacio para la felicidad, un monton de productos innecesarios que supuestamente nos harán felices, pero siempre hay más cosas para comprar.
Definitivamente desviamos el camino, no fuimos por uno engañoso y oscuro en el cual nos guia este sistema creado por las grandes empresas capitalistas.
¿Podrémos cambiar algo? ¿O moriremos todos en el intento?

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